La pata mete la pata
La pata desplumada, cua, cua, cua,
como es patosa, cua, cua, cua,
ha metido la pata, cua, cua, cua,
en una poza. ¡Grua!, ¡grua!, ¡grua!
En la poza había un cerdito vivito y guarreando,
con el barro de la poza, el cerdito jugando.
El cerdito le dijo: saca la pata, pata hermosa.
Y la pata patera le dio una rosa.
Por la granja pasean comiendo higos.
¡El cerdito y la pata se han hecho amigos!
Autora: Gloria Fuertes
¡Ay, La vaquita de ordeño!
Luz de la mañana y verde mansedumbre en todo el campo.
Suelta va la vieja copla sobre los lentos rebaños.
¡Ay, la vaquita de ordeño, tan mansa, tan silenciosa!
¡Cómo lame al becerrito y cómo mueve la cola!
Panzuda y con esos ojos claros que el cielo retratan,
¡Ay, cómo todas las tardes vuelve del campo a la casa!
¡Ay, la vaquita de ordeño, con las dos orejas blancas
y un lucerito en la frente!
¡Parda piel y negras manchas!
Autor: Manuel Felipe Rugeles.
Gallos cantores
En un pueblo muy lejano
dos granjas juntas había,
cada una con su gallo
que sus peleas tenían.
Al amanecer cantaban
los dos gallos a la vez,
cada día un poco antes
cada día un rato después.
Hubo un momento en el pueblo
pues los gallos todo el día
cantaban el kikiriki.
De día y noche cantaban
cada cual más presumía
de sus cantos, de sus bailes,
de las voces que tenían.
Los dos granjeros muy hartos
a los gallos advirtieron,
que de seguir con sus cantos
les echarán al puchero.
Los gallos muy estirados
volviendo loca a la gente
con sus cantos todavía.
Los granjeros no dormían,
y tan cansados estaban,
que una noche sin pensarlo
al puchero los echaban.
Los gallos muy asustados,
decidieron intentar,
al fin ponerse de acuerdo
para volver a cantar.
Los lunes, cantaba uno,
el martes, cantaba el otro,
hasta llegar el domingo
que cantaba cada uno un poco.
Los granjeros descansados
pues ya podían dormir,
de las voces de sus gallos
Les han llevado a un concurso,
después de tanto ensayar
han decidido juntos
ponerse a participar.
El primer premio han ganado,
tan bien dan el recital,
que los granjeros contentos
Los gallos muy orgullosos,
al pueblo van a cantar,
¡sólo de cuatro a cinco,
Blacita
Dos ovejas se alejaban
del rebaño muy aprisa,
sin saber, ni darse cuenta
del peligro que corrían.
Iban balando contentas,
burlándose de los perros
con mucha y mala intención.
Blacita, la más pequeña
ve escapar a las ovejas,
y en silencio va tras ellas,
ninguna se ha dado cuenta.
Llegando a la orilla del río,
las ovejas han dudado,
y cogiendo carrerilla
al otro lado han saltado.
Blacita, al llegar al río
a las ovejas imita,
y al agua fría ha caído
la pequeña de patitas.
Al escuchar los balidos
las dos ovejas se han vuelto
y al ver allí a la ovejita
el corazón les da un vuelco.
Blacita dentro del río,
a flote intenta salir,
tragando agua, se ahoga
a punto está de morir.
No saben en qué momento
ha aparecido el pastor,
con ayuda de los perros
a la ovejita sacó.
La pequeña está empapada,
pero ha salido con vida,
el pastor mira aliviado,
le parece que respira.
no tiene ningún sentido
el peligro que han corrido.
Blacita y las dos ovejas
sin haber sufrido daño,
con el pastor y los perros
contentas van al rebaño.
La boda
En la granja de Isidora
se celebra una gran boda,
se casan Don Gallo Pinto
Los padrinos son dos patos,
amigos de la familia,
el pato se llama Cosme,
la pata es doña Jacinta.
Don Cosme viste de negro,
pajarita de colores,
doña Jacinta de rojo,
El novio, Don Gallo Pinto,
con un bonito chaqué,
también lleva pajarita,
¡se la ha puesto del revés!
La novia, viene nerviosa,
con vestido hasta los pies,
en la puerta de la iglesia,
ha pegado un gran traspiés.
Detrás de la hermosa novia,
la cola de su vestido,
sujetan con sus patitas.
Las siguen en procesión,
Doña Púa y Don Antón,
son los padres de la novia,
van llorando de emoción.
Dos pollitos muy pequeños
llevan las alianzas,
los dos son muy revoltosos,
llevan diademas blancas.
El jilguero está cantando,
tiene una bonita voz,
al órgano lo acompaña
el cerdo, Don Hilarión.
En la iglesia los espera,
Doña Claudia, la cotorra,
en la granja ella se encarga
de todas las ceremonias.
Pandora está muy contenta,
quiere mucho a Gallo Pinto,
lo mira con ojos tiernos,
Gallo Pinto emocionado,
retoca su pajarita,
estira bien su chaqué,
y mira a la gallinita.
Doña Claudia, la cotorra,
a todos pide silencio,
ha llegado el gran momento
de dar el consentimiento.
Pandora dice: 'sí quiero'
temblando con la emoción,
Gallo Pinto le responde,
apenas le sale voz.
Los dos salen muy contentos
por todos acompañados,
de nuevo canta el jilguero,
la boda se ha celebrado.
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